Existe la creencia generalizada de que la bioconstrucción es mucho más barata que la construcción convencional, cuando en realidad su coste de partida es equiparable a ésta. Sin embargo, gracias a la posibilidad de aprovechar los recursos del usuario en el diseño y construcción del proyecto, se puede llegar a alcanzar un ahorro de hasta un 40% del total.

No hay «peros» respecto al consumo energético, donde se alcanza un gran ahorro. Las facturas comienzan a disminuir desde el primer día debido a la alta eficiencia energética y el bajo consumo de las bioconstrucciones.