Laura Fresneda y Esther Esquinas – Amorhumoryrespeto.blogspot.com

El barro a lo largo de la historia ha sido útil para producir vasijas, cocinar y construir. En este post queremos hablar  del barro como material que posibilita la refrigeración por evaporación, un proceso físico que ya conocían nuestros ancestros y que sostiene la sencillez y funcionalidad de los botijos.

En un botijo, la clave del enfriamiento está en la evaporación del agua que se filtra por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente exterior se evapora.

El proceso es muy simple, las partículas de un sólido, líquido o gas se están moviendo o agitando continuamente. La temperatura es una medida de la energía cinética media de las partículas, mayor velocidad de éstas implica mayor temperatura y viceversa. En un líquido las partículas  se mueven deslizándose unas sobre otras, las más veloces se acercan a la superficie libre del líquido y si tienen energía suficiente pueden escapar de él, produciéndose la evaporación. Este cambio de estado (líquido -> vapor) provoca un enfriamiento del sistema, ya que desaparecen de él las partículas más energéticas y por tanto más calientes.

botijo2

El grado de enfriamiento depende de varios factores, fundamentalmente de las condiciones ambientales y del agua que contenga el botijo, que suele llevar “tatuada” una muesca que indica el nivel ideal de agua para su correcto enfriamiento.

Si la temperatura ambiente es elevada, el proceso de evaporación será más rápido. Si el ambiente es muy húmedo la evaporación se ve dificultada y el botijo no enfriará.

En condiciones favorables se puede conseguir una disminución de temperatura de unos 10ºC, eso si, hay que intentar no mojar el botijo por fuera al llenarlo de agua.

cantimploraEste mismo efecto, al que a partir de ahora llamaremos con cariño «efecto botijo», es el que se da en las típicas cantimploras metálicas forradas con una tela de fieltro. Se moja la tela para que al evaporarse el agua de esta capa, se refresque el agua del interior.

En India podemos encontrar recintos rectangulares de ladrillos húmedos; se utiliza para preservar los alimentos del calor. Estas cámaras de refrigeración consisten en una doble pared de ladrillo, con arena húmeda entre ambas. La arena se mantiene húmeda, y toda la sala está cubierta con una alfombra húmeda. Dentro, frutas y hortalizas se mantienen a temperaturas inferiores a 20 ° C.

 

Estas construcciones son la versión grande de las neveras de arcilla.

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El sistema consta de dos vasijas, de distinto diámetro, metida una en la otra. El espacio que media entre ambas se rellena con arena, que debe mantenerse constantemente empapada para asegurar la humidificación de sus paredes. Las frutas, hortalizas y demás alimentos se colocan en la vasija interior.

La explicación física del proceso de refrigeración es sencilla: el agua contenida en la arena que separa ambas vasijas se evapora hacia la parte exterior de la vasija mayor, ventilada por la circulación del aire seco exterior. El proceso de evaporación conlleva una reducción de varios grados de la temperatura de la arena, lo que enfría la vasija interior, retarda la reproducción de los agentes de la descomposición y conserva los alimentos. Gracias a este sencillo método, la conservación de berenjenas, por ejemplo, pasó de 3 a 27 días y la de tomates y pimientos, a tres o más semanas. (Información recogida en el artículo “Invento prehistórico en pleno siglo XXI”).

anforaSe produce también el efecto botijo en el vino criado en tinajas o ánforas de arcilla, que al contrario que las barricas de madera, no aportan ningún sabor extra al líquido, pero si que concentran el sabor de éste por la evaporación que se produce a través de las paredes del recipiente, aumentando el caldo de graduación alcohólica, cuerpo y sustancia.

Volviendo de nuevo al  botijo,  queremos aprovechar esta entrada para reivindicar la recuperación de su uso como la mejor forma de tener agua fresca en verano y dar a conocer la campaña «Botijos contra el cambio climático« que presenta una forma creativa de tener siempre a punto tu botijo.

Este invento tan usado tradicionalmente en nuestra tierra es sostenible, barato, limpio y eficaz, pero además es más sano, puesto que no es bueno para la salud consumir bebidas a muy baja temperatura.

Enfriando el agua, como en tantas otras cosas, nos hemos pasado.